Localizamos una pequeña plantación en una zona abrupta y pedregosa, abandonada desde hacía más de 6 años por los únicos que la frecuentaban: el pastor y su rebaño. Se tuvo que atender a una primera labor de limpieza de los acebuches: poda de ramas bajas, ante todo, así como acostar el pasto tan exageradamente abundante dado el abandono antes mencionado. Una vez hecho esto, ya se podría llevar a cabo la recolección del fruto. Labor nada fácil como comentábamos: Se trata de un fruto de tamaño muy pequeño y que poca mecanización permite. Desesperación de los trabajadores agrícolas que no veían aumentar lo recolectado como ellos hubieran querido. Sirva de ejemplo que en condiciones normales, recolectando la variedad picual, se hubieran cogido 800-1000 kilos “per cápita”, mientras que en la recolección de acebuchina tan sólo pudieron llegar a unos 120 kilos por persona. Pero hay ocasiones en las que no todo es cantidad: buscábamos la calidad otorgada por la ACEBUCHINA..
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